No es extraño observar a numerosos forasteros que se atreven a subir cuestas y escaleras con tal de llegar a lo más alto y disfrutar de las vistas y de un entorno que en nada se parece al bullicio urbano que existe a su alrededor.
Pero la mayoría de la ciudadanía viguesa, que sí sabe de la existencia del mencionado parque, en cambio no lo disfruta como debiera, y son pocos los vigueses, en relación con el censo, que emulan a quienes llegan a la ciudad con la curiosidad de quien visita un lugar desconocido. Y se lo están perdiendo.