En los años 30 en Galicia el negocio del comercio de ganado vacuno tenía problemas serios derivados de que se enviaba vivo a Madrid, perdiendo peso en el trayecto y algunos animales no llegaban vivos a destino. Además de esto los compradores madrileños se ponían de acuerdo para pagar bajos precios a los ganaderos gallegos.
Por todo ello en aquella época y desde hacía años se pedía la construcción del Matadero Rural Cooperativo de Porriño para enviar las canales refrigeradas a la capital de España y no perder parte del beneficio en el transporte. El proyecto fracasó.
Antonio Fernández había continuado y multiplicado el negocio de su padre ya que dominaba el comercio de ganado en vivo desde Lugo a Madrid y Barcelona. En el período de la I Guerra Mundial Antonio había ganado dinero con la exportación de ganado al mercado británico por vía marítima.
Antonio Fernández fallece en 1931 y sus cuatro hijos Antonio, Manuel, José y Concepción se dedicarán a mejorar el negocio familiar.
Matadero de Mérida
En Extremadura tenían el mismo problema con el porcino y el Matadero de Mérida, que databa de 1927, tampoco había llegado a buen puerto. En 1934 la Diputación pacense sacó a subasta el matadero en régimen de alquiler. El único interesado fue José Fernández López (imagen de la derecha) y se hizo con el matadero.
A comienzos de 1936 José Fernández constituye la sociedad Industrias Pecuarias Gallegas, S.L. para explotar el matadero de Porriño. En julio de ese mismo año estalla la Guerra Civil y para entonces José Fernández ya posee la concesión de los dos mataderos, Porriño y Mérida, mediante arrendamiento. Se da el caso de que ambas localidades se sitúan en la “zona nacional” al poco tiempo de comenzar la contienda y los dos mataderos cuentan con cámaras frigoríficas, con lo que el industrial lucense cuenta con una ventaja competitiva fundamental que le permite ser prácticamente el único suministrador de carne del ejército sublevado.
José Fernández López explotará el matadero de Mérida hasta 1955 en que finaliza el período de alquiler y le propone a la Diputación la creación de una empresa dependiente del I.N.I. que se haga cargo del mismo, naciendo así Industrias Frigorificas Extremeñas (Ifesa). José Fernández seguiría en el cargo de consejero delegado y con parte del capital hasta 1972. En 1944 José Fernández se casaría con María del Rosario de Sousa Faro y Sanjurjo con la que tendría seis hijos.
Durante la guerra civil José Fernández explotó el matadero de Porriño en asociación con la empresa Massó Hermanos enlatando carne para el ejército. En 1949 retomó la gestión del matadero mediante la empresa Industrias Frigoríficas del Louro (Figolouro). En Lugo en 1941 la familia Fernández creará la sociedad Frilugo en su casa familiar de Sarria para la comercialización de ganado, conejos, pollos y huevos.
En 1955 el I.N.I. crea la sociedad Frigoríficos Industriales de Galicia S.A. (Frigsa) con el fin de regular el precio de la carne congelada (a la derecha, imagen de la planta en Lugo). El ferrolano Juan Antonio Suances, entonces presidente del I.N.I., acude a la familia Fernández por su experiencia en mataderos frigoríficos.
Frigsa se organizó como una empresa semipública con parte del capital en manos de industriales e importantes tratantes de carne. La empresa fue presidida por Antonio Fernández López y con Alvaro Gil Varela en el cargo de vicepresidente.
La familia Fernández crearía otras sociedades derivadas de sus negocios de comercio animal como Peletería Fabril Ibérica (Pelefisa) con objeto de la utilización de las pieles de ganado merino sacrificado en el matadero de Mérida e Industrias Pecuarias Gallegas (Granjas del Louro), ésta especializada en la mejora genética de la especie porcina Large White.
Zeltia
Pero los Fernández eran inquietos y querían tocar otras teclas en temas de negocios. Y el segundo sector en que entraron fue el químico-farmaceútico de la mano del médico vigués Ramón Obella Vidal, director del Instituto Bioquímico Miguel Servet fundado en Vigo a comienzos de los años 30, por el antes citado y por el farmacéutico Francisco Rubira Fariña y el funcionario Alexandre Bóveda.
El proyecto del Instituto se vino abajo debido al comienzo de nuestra contienda bélica. Ramón Obella, de ideología galleguista, huyó a Portugal, volviendo al acabar la guerra bajo protección de la familia Fernández. Con ellos fundaría la empresa Zeltia junto a José Ruiz Gómez, Fidel Isla Couto y Fernando Calvet. La empresa sería presidida por Antonio Fernández López (imagen superior izquierda).
Zeltia (a la derecha, la entrada a la fábrica en Porriño en los años 60) tambien contrató a valiosos profesores universitarios represaliados por el régimen como Faustino Cordón, Isidro Parga Condal y Miguel Catalán.
Esta faceta de los Fernández de integrar en sus empresas a personas de ideología republicana o galleguista perseguidos por el franquismo va a ser una característica que se va a repetir en numerosos casos.
Así Zeltia comienza a trabajar en el aprovechamiento de subproductos de los mataderos de Porriño y Mérida, así como de la flora medicinal de Galicia.
La empresa dispondrá de cuatro divisiones: médica, agroquímica, insecticidas (el popular ZZ) y veterinaria, dando lugar a las compañias: Zeltia Agraria, ICI Zeltia y Cooper Zeltia.
El grupo Zeltia fue evolucionando llegando a ser actualmente líderes mundiales en el descubrimiento y desarrollo de fármacos de origen marino, estando formado por las empresas biotecnológicas Pharmamar, Genómica y Sylentis y por las compañías químicas Xylazel, Zelnova y Copyr.
Transfesa
Para la comercialización de la carne era fundamental tener asegurado el transporte hacia los grandes mercados nacionales, de ahí surgió la idea de constituir una sociedad como fue Transportes Ferroviarios Especiales (Transfesa) en 1943.
En aquel entonces todavía se transportaba el ganado vivo a Madrid y Barcelona y José Fernández quería poseer una flota de vagones propios para el transporte del mismo.
Vagones de la empresa Transfesa.
El primer presidente de la empresa fue Manuel María de Arrillaga, que había sido subdirector general de Renfe. Pronto se vió que además del ganado se podía transportar todo tipo de productos agrícolas y en particular los cítricos, que se exportaban a Europa, por lo cual había que salvar una dificultad, la derivada del diferente ancho de vía española respecto a la europea. La solución fue usar un tipo de vagones de ejes intercambiables, una gran contribución de la empresa al transporte ferroviario español.
Transfesa llegó a tener una flota de 14.000 vagones distribuidos por todo el continente. De Transfesa nacieron otras dos empresas como fueron Semat y Tafesa, la primera para la construcción y reparación del material móvil y la segunda para generar tráficos para la propia Transfesa en los meses del año en que decaían estos transportes.
Otras sociedades creadas por José Fernández fueron:
Minería.- Kaolines de Lage, Titania, Sílice y Aluminio y las Minas de Fosfatos de Logrosán.
Materias primas.- Corchera Extremeña S.A.
Construcción.- Construcciones Louriña
Frutas.- Productores de Actinidias Chinensis (Producción kiwi)
Seguros.- Paternal Española
Cemento.- Cementos del Noroeste (Corporación Noroeste)
Piensos animales.- Nutrimientos Animales S.A. (Nuasa)
Producción lactea.- Granja Céspedes
Investigación agro-ganadera.- Zeltia Agraria, ICI Farma y Cooper Zeltia
Vidrio.- Vidriera de Castilla
Nace Pescanova
En los años 50 algunos directivos de la empresa viguesa M.A.R. habían comenzado a recorrer los puertos europeos que pudiesen ofrecer innovaciones en temas de pesca industrial. Asi conocieron el funcionamiento del arrastrero congelador britanico Fairtry y los primeros buques factoría rusos.
Planta de Chapela en 1960.
Esta información también llegó a José Fernández que propuso a Gaspar Massó y a Javier Sensat la creación de una sociedad para la explotacion de barcos congeladores. No llegaron a un acuerdo y el industrial lucense en 1960 creyó llegado el momento de abordar su empresa pesquera.
Así nace la empresa Pescanova en Vigo el 23 de junio de 1960. El primer consejo de administración estaba formado por José Fernández López presidente, Valentín Paz Andrade, vicepresidente, Carlos Barreras, secretario y Alvaro Gil Varela, vocal. Más tarde entrarían en el mismo Román Fernández Davila y Antonio Pedrosa Latas como vocales.
José Fernández buscó al mejor asesor de que podía disponer en aquellos momentos, Valentín Paz Andrade, un gran abogado especializado en temas de pesca (ambos aparecen en la foto de la derecha). En aquel momento Paz Andrade ya era asesor de la Organización para la Agricultura y la Alimentación (F.A.O.) dependiente de la ONU y solía dar conferencias en casi todos los países de la América española. Otro colaborador importante fue Víctor Moro que ocuparía el cargo de Director Gerente de la compañía. Otros hombres importantes en aquella época fueron Anselmo López, Carlos Barreras y Álvaro Gil Varela, estrecho colaborador de José Fernández que también fue fundamental en la trayectoria de Pescanova.
Pescanova encarga a Alejandro Barreras, de Astilleros y Construcciones (Ascón), dos buques congeladores, el «Lemos» y el «Andrade» para la pesca de merluza en aguas de Argentina y Sudáfrica. Poco después se comenzaron a construir otros dos, de la serie de buques con nombre de castillos gallegos, el «Pambre y el Doncos». Esta serie terminaría con el «Soutomaior» y el «Sobroso», buques de mayor tamaño, con 1.500 Tm. de registro bruto, eslora de 75 metros y 1.000 Tm. de capacidad de carga.
Estos primeros buques tenían cuatro túneles de congelación rápida, pudiendo congelar 20 Tm. de pescado cada 24 horas. La capacidad total de almacenamiento era de 250 Tm. de pescado congelado a -20º C.
El «Lemos», el primer buque de Pescanova
El «Lemos» al igual que sus tres hermanos siguientes, tenía 523 Tm. de registro bruto, 52 metros de eslora, 950 C.V. de potencia, capacidad de almacenamiento de 250 Tm. y una dotación de 32 hombres. Tuvo un coste de 30,4 millones de pesetas.
Buque «Lemos».
El nuevo congelador zarpó de Vigo el 8 de septiembre de 1961 con rumbo al hemisferio sur, donde estuvo faenando a la altura de Bahía Blanca en Brasil y a 200 millas al este del norte de Argentina.
La especie capturada fue Merlucius hubbsi en una cantidad de 240 Tm. en bloques de 30 kgs. Esta especie es un poco más larga que la Merlucius merlucius y ambas son muy parecidas en cuanto a sabor y textura de la carne. La carga total de merluza fue capturada en tan sólo 20 días.
La merluza capturada era procesada a bordo, siendo descabezada, eviscerada, lavada y posteriormente preenfriada y congelada en uno de los túneles de congelación.
El «Lemos» arribó a Vigo el 8 de diciembre y una semana después publicaba la revista Industrias Pesqueras un artículo al respecto: «En la madrugada del 8 de diciembre arribó a Vigo procedente de su primera expedición a los fondos del Atlántico austral, el moto-pesquero «Lemos», primer buque congelador de la flota española, armado por Pescanova S.A.».
La llegada se había previsto para algunos días antes, pero a consecuencia de temporales hubo de disminuir su marcha económica normal, que fue de 11 millas por hora. A la entrada de la ría se acercó a recibir al expedicionario, el tercer buque congelador de la misma armadora, el «Pambre», que se disponía a realizar su primera salida.
La llegada del «Lemos» a Vigo fue un auténtico acontecimiento en el mundo pesquero a nivel nacional. Estaban presentes armadores de los principales puertos del pais. La tripulación fue saludada por el presidente de Pescanova, José Fernández, y el gerente, Ángel Fernández.
El pescado fue descargado y almacenado en las cámaras frigoríficas de la empresa. Las pruebas de calidad fueron totalmente satisfactorias y el mercado aceptó el nuevo producto después de unas acertadas campañas publicitarias realizadas por la empresa.
Por su parte, el «Andrade» se dirigió a aguas de la República Sudafricana, aguas a las que no llegó, ya que al llegar a la altura de Namibia comenzó a largar el aparejo, siendo la pesca tan abundante que en pocos días pudo llenar sus bodegas y volver a Vigo.
Buque «Andrade».
En 1963 Pescanova construye dos nuevos buques, el «Vimianzo» y el «Villalba», que eran los dos primeros ramperos de España que pescaban por popa en lugar de hacerlo por un costado.
Antonio Andónegui, capitan del «Villalba» nos cuenta una anécdota en el libro “Por todos los mares del mundo” sobre la primera campaña. Relataba el capitán que habiendo ido a pescar en aguas de Sudáfrica era tal la cantidad de pescado, que en el primer lance reventaron las redes por lo que perdieron la pesca, sin embargo al comunicarlo a los directivos de la empresa, éstos lo festejaron porque significaba que la apuesta de la empresa Pescanova era acertada. Con él otros caladeros africanos fueron explotados por buques de Pescanova como Guinea Bissau, Sierra Leona, Liberia, Nigeria, Camerún y Angola.
Buque «Villalba».
En 1964 Pescanova adquiere las instalaciones de la bacaladera Copiba en Chapela, instalaciones adecuadas ya que poseían cámaras frigoríficas de gran capacidad. La primera oficina de Pescanova estuvo situada en la calle del Príncipe y más tarde en Orillamar 49.
El buque factoría «Galicia»
A mitad de los años 60 Pescanova necesitaba un buque factoría para enviarlo a aguas sudafricanas. Ante esta necesidad los directivos de Pescanova se fijaron en un antiguo buque de carga que esperaba el desguace en los muelles del puerto de Vigo. Su nombre era «Habana», pero su estado y nombre actual no tenían nada que ver con su glorioso pasado.
El «Alfonso XIII», más tarde convertido en el buque-factoría «Galicia».
El buque, un antiguo transatlántico, había sido construido en la Naval de Sestao en la ría bilbaína y habia sido botado el 14 de septiembre de 1920 con el nombre de «SS Alfonso XIII». Era el buque más grande construido hasta ese momento en España. La botadura estuvo presidida por los reyes Alfonso y Victoria Eugenia. El coste del buque fue de 36.625.109 pesetas.
Durante la II República el buque pasó a llamarse «Habana» y en la Guerra Civil se dedicaría a buque-hospital y a transporte de mujeres y niños desde Bilbao hasta el Reino Unido. Después de la contienda española el barco fue remodelado convirtiéndose en buque de carga.
Siguió navegando durante la II Guerra Mundial, al final de la cual se transformó de nuevo en buque de pasaje y carga. En 1960 el buque ya no era rentable y fue amarrado en el puerto de Vigo para su desguace.
Ahí es cuando Pescanova lo rescata y el 1 de febrero de 1962 se lleva a los astilleros ferrolanos de Astano para transformarlo en buque factoría. Se le dota de las instalaciones industriales correspondientes como fábrica de hielo y máquinas fileteadoras, para ser capaz de congelar 100 Tm. de pescado al día y poseer cámaras frigoríficas para 3.000 Tm. de almacenamiento. Lo pintan de gris y verde claro, se bautiza como Galicia y el 7 de septiembre de 1964 se hace a la mar rumbo a los caladeros sudafricanos.
El «Galicia» trabaja en esta aguas procesando el pescado capturado por una flota de ocho barcos (todos con nombres de ríos de Galicia) que descargaban en él su pesca y volvían a faenar de nuevo. En el «Galicia» el pescado procesado y congelado era descargado a otros buques de carga que lo traían a Vigo y volvía a comenzar el ciclo. Estos buques de transporte eran el «Pontevedra», «Orense», «Coruña» y «Lugo». El «Galicia» trabajó satisfactoriamente en el caladero sudafricano y en la costa del Sahara español dedicado a la pesca del pulpo. En 1975 regresa definitivamente a Vigo siendo desguazado tres años más tarde.
Buque Gondomar.
En 1968 Pescanova decide construir buques de mayor tamaño en vista del precio del combustible, así la empresa contará con el «Gondomar», el primer buque congelador de más de cien metros de eslora. En 1987 Pescanova botará el «Sil», un arrastrero de profundidad de 1.489 Tm. de registro bruto.
Buque «Sil».
A finales de los años 60 Pescanova contaba con un centenar de barcos pescando por todos los mares del mundo, 45 buques propios y 65 buques administrados por la empresa.
Testimonios de empleados
Son testimonios recogidos del libro “Por todos los mares del Mundo. El prodigio de la pesca en Vigo”.
José Manuel Garcia Piay: «Fui como patrón del congelador «Pambre», que con otros dos barcos gemelos, todos con nombre de castillos gallegos posibilitaron el comienzo de la andadura de Pescanova.
Pescanova era una empresa bien preparada, bien programada, basada en informes científicos y con visión de futuro. Mi primer viaje fue de exploración desde Vigo al golfo de Guinea, a indagar allí sobre la pesca de langostino. Entonces recibimos órdenes de continuar hasta Sudáfrica, hasta el Cabo de Buena Esperanza para hacer un estudio sobre la pesca y el congelado de la merluza y su rentabilidad.
Al botar dos buques mayores, el «Sotomayor» y el «Sobroso», pasé al primero de ellos como patrón de pesca y fui a faenar a los caladeros de Argentina. Y debido a mi experiencia anterior con el bacalao, me asignaron la responsabilidad de dirigir en el puerto de Montevideo, las maniobras de trasbordo de las capturas de pescado para enviar a Vigo».
Enrique Fernández González trabajó como patrón de pesca: «En el barco en que navegué mas tiempo fue el «Ulla», que faenaba para el barco-factoría Galicia. Era una empresa fuerte y seria. Realizamos grandes capturas en la zona de Guinea y Sudáfrica. Tengo una anécdota: un día estábamos preparando el barco en Vigo y yo me puse a arreglar una pieza ayudándole a un chaval. Un señor se me acercó y preguntó por el capitán. Le dije que era yo y me deseó buena pesca. Cuando le pregunté quién era él, supe que era José Fernández López».
Carlos Rodríguez Martínez fue durante dos décadas oficial de barcos de Pescanova: «Pescanova tenía barcos maravillosos. Estuve en el «Sil», que tenía rampa por popa. El «Sil» era tan grande que además de elaborar nuestras propias capturas de merluza, teníamos varios barcos colaboradores que pescaban para nosotros, allá en Sudáfrica.
Cada día le comunicábamos a cada barco qué producción había resultado de su pesca en esa singladura. Una vez el «Sil» tuvo una vía de agua y para poder entrar en dique en Sudáfrica nos obligaron a descargar: necesitamos tres barcos mercantes para trasladar las 2.000 Tm. de pescado, 400 Tm. de harina y los muchos litros de gasóleo que llevábamos.
En Pescanova a mí siempre me trataron muy bien, con consideración. Los dueños de Pescanova se preocupaban por sus empleados, además gracias a las altas cotizaciones que la empresa realizaba, hoy tengo una paga de jubilación digna».
Comercialización del pescado congelado
Pescanova enseguida se dio cuenta que debía afrontar dos problemas, uno era la falta de hábito de consumo de pescado congelado por parte del consumidor y dos, que necesitaba una red de frío por toda España para comercializar sus productos.
El consumo de pescado congelado se promovió con acertadas campañas de publicidad. Con los años todos nos acordamos de campañas como la del Capitán Pescanova y la de Rodolfo Langostino que tuvieron gran éxito porque llegaron al gran público. Es de destacar también el eslogan de una de sus campañas que la empresa ha hecho propio “Lo bueno sale bien”.
El segundo problema lo solucionó la propia empresa creando una red propia de frío, instalando 40.000 arcones congeladores de marca Electrolux de 500 kilos de capacidad, distribuidos en las tiendas de alimentación de toda España.
Cuando Pescanova cumplía la primera década ya poseía 55 delegaciones de ventas a nivel nacional y más de cien productos. La plantilla se componía de 2.407 empleados en la división de mar y 1.299 en la de tierra.
Las empresas mixtas
Pescanova fue la primera empresa pesquera española en establecer acuerdos con los paises ribereños mediante empresas mixtas, para poder pescar sin tener problemas por carecer de licencias de pesca.
La importancia de estos acuerdos se vio cuando se establecieron las 200 millas como Zona Económica Exclusiva. Pescanova comenzó con Afripesca, con sede en Guinea Ecuatorial.
Planta de Novanam, en Ludertiz (Namibia).
Posteriormente nacieron otras mediante acuerdos con Namibia, Mozambique y Angola en África, Argentina, Chile y Perú en Hispanoamérica y una también en Australia. De esta manera Pescanova fue una fuente de riqueza para estos países ya que construyó talleres, carreteras, muelles y también escuelas para los hijos de sus empleados. Años más tarde el modelo de Pescanova de empresas mixtas fue seguido por empresas pesqueras de todo el mundo.
Pioneros en acuicultura
Además de capturar peces Pescanova se ocupó con los años de la cría y engorde de los mismos, así nació la división de acuicultura con Insuiña y Acuinova. Pescanova realiza el ciclo integral de la cría y engorde del rodaballo, con plantas en Mougás, O Grove, Xove y Mira en Portugal.
Planta de Mira (Portugal).
El langostino vannamei es la tercera especie explotada en este caso en países centroamericanos como Guatemala, Honduras y Ecuador. En 2008 inauguró en Nicaragua la mayor planta de procesado de langostino de Occidente. La empresa también cría tilapia en su explotación de Pernambuco (Brasil).
El salmón atlántico era otra de las especies que Pescanova criaba y engordaba en el sur de Chile. Nova Austral y Acuinova Chile las empresas que lo explotaban has sido vendidas recientemente junto con la pesquera Pesca Chile.
La grave crisis
Desde 1977 hasta 2013 presidió la compañía Manuel Fernández de Sousa-Faro, presidencia que tuvo que abandonar al entrar la compañía en una grave crisis financiera en ese último año.
En septiembre de 2013 el consejo de administración de la empresa nombró presidente a Juan Manuel Urgoiti y en junio de 2014 pasó a ser presidida por Jacobo González-Robatto.
Abanca convértese no primeiro accionista de Nueva Pesacanova e xa controla o 30,81% do seu capital
La firma canadiense Cooke se hará con el control de Nueva Pescanova: negocia en exclusiva con Abanca
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Citroën. La fábrica de Pamplona que acabó en Vigo.
Manuel Álvarez e Hijos SA. Cómo salvar tu fortuna cuando todo parece perdido.
Bernardo Alfageme. De Zamora a Vigo con escale en Candás.
El Cable Alemán (D.A.T.): Vigo y el Tratado de Versalles.
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M.A.R., S.A. El grupo pesquero privado más grande de España.
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(1881-2015) Vigo: del ferrocarril a la Alta Velocidad.
Empresa Fraga de espectáculos: el imperio vigués del cine.
El helado italiano llegó a Vigo desde los Dolomitas. Heladerías Capri.
Los buques de la Mala Real atracaban en Vigo. Consignataria E. Durán.
El manantial medicinal de Troncoso. Aguas de Mondariz de Hijos de Peinador, S.A.
El Tranvía a Baiona y Gondomar. Tranvías Eléctricos de Vigo, C.A.
Julio Verne visitó Vigo y… repitió.
La hojalata hizo que Vigo se echara a la calle. La Artística S.A.
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Los «barcos de la muerte» atracaban en Vigo.
El bacalao de Terranova se descargaba en Chapela.
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La gran factotría textil de Redondela. Confecciones Regojo S.A.
Vulcano, la gran obra de Enrique Lorenzo.
S.R.C., Antonio Alonso, Hijos: una de las grandes conserveras gallegas.
La Panificadora, la fábrica de pan más moderna de España