Se pueden observar perfectamente en la temporada estival, antes de que los aficionados a la playa comiencen a llenar la superficie con toallas, bolsas y sombrillas. La fotografía está tomada a primeras horas de un día de verano en una conocida playa de la ciudad de Vigo. La noche ha sido seca y las huellas perduran porque la marea y el oleaje no han llegado a cubrir esa parte del arenal.
Pero un poco más tarde, cuando llegan los primeros bañistas, las formas triangulares de los palmípedos van desapareciendo bajo las pisadas y bajo las toallas de los humanos, siempre tan invasivos. Pero la fotografía servirá para recordar, siquiera, un verano que parece no llegar a su término a pesar de las fechas del calendario.