En estos días se habla del encarecimiento de la vivienda en propiedad y de las dificultades de acceder a un alquiler razonable. La vivienda está inalcanzable, y algunos rincones que titulan como viviendas habitables resultan diminutos, casi insultantes. La ciudad de Vigo tampoco queda al margen de esta tendencia. En el último año, el valor del metro cuadrado en la zona centro ha experimentado un aumento superior al 10.5%, situándose por encima de los 2.100 euros.
Para entenderlo, supongamos una vivienda de 100 metros cuadrados, que es una dimensión razonable. Su coste ascendería por encima de los doscientos mil euros. Pero sólo se trata de un valor medio. En realidad, el precio puede aumentar de modo considerable. Además, tal como va la economía a pie de calle y con una estabilidad laboral incierta, resulta muy difícil abordar la compra de una vivienda con un crédito asequible, en caso de que lo concedan, y sin olvidar la aportación de una entrada inicial que no todo el mundo dispone. Y en otras zonas no tan céntricas la situación no mejora excesivamente.
Tal como está el precio de la vivienda no resulta extraño que se aprovechen todos los rincones posibles. La fotografía, tomada en un barrio periférico de la ciudad de Vigo, da buena cuenta del aprovechamiento de los espacios al límite de sus posibilidades. La parte delantera de la bicicleta tiene que quedar asomada por la ventana porque ni siquiera tiene cabida dentro de casa.