Se acerca la época estival, la más propicia para la avalancha turística, cuando los pisos turísticos proliferan por todas partes. La mayoría de ellos no están declarados y son difíciles de detectar, sobre todo, en comunidades de gran volumen, donde se mueven muchas personas. Y la ciudad de Vigo no queda al margen de este asunto. No es nada fácil, además, porque nadie puede prohibir que los dueños de una propiedad puedan prestársela a unos amigos o unos parientes. O incluso que la puedan alquilar por una temporada medianamente larga. Entonces, cabría preguntarse dónde está el límite de tiempo para considerar que un piso es turístico. Sea como fuere, son obvios los trastornos para las comunidades de vecinos, que se apuran a modificar sus estatutos para prohibir los pisos turísticos. Sin embargo, la modificación de los estatutos, incluyendo un apartado donde explícitamente se prohiban los pisos turísticos, sólo será efectiva si ese documento está registrado oficialmente en el Registro —-lo cual conlleva un cierto coste—-, lo contrario es papel mojado.