La medida resulta acertada teniendo en cuenta el número de turistas que llegan a nuestra ciudad y, sobre todo, a nuestro puerto. Ese acercamiento lingüístico tendrá, sin duda, una positiva repercusión en la hostelería local, con una clientela foránea a la que luego habrá que explicarles en qué consisten algunas especialidades que no sólo basta con nombrarlas en inglés, en español o en gallego. Un auténtico acierto.