«El Concejo de la villa acuerda organizar una rogativa al Cristo de la Victoria, impetrando un régimen de lluvias favorables para el campo, pues aquella primavera había sido extremadamente seca. Creemos sea ésta la primera noticia histórica del Cristo, objeto de la unánime y filial devoción viguesa, cuyo auxilio ha implorado el pueblo tantas veces, especialmente en ocasión de hallarse bajo el dominio de las tropas napoleónicas.
Entonces, al ser liberada la ciudad de la dominación extranjera por el esfuerzo victorioso de sus hijos, se afianzó definitivamente la advocación de “Cristo de la Victoria, pues con anterioridad se le nombraba, al parecer, indistintamente ”Cristo de la Sal o de la Victoria».
13 de mayo de 1779. Xosé María Álvarez Blázquez. «La Ciudad y los Días. Calendario Histórico de Vigo» (Ediciones Monterrey, 1960).