Los gusanos de la procesionaria van asentándose en las ramas superiores de los árboles construyéndo nidos de apariencia algodonada. Luego bajan en formación casi militar siguiendo a la hembra y atravesando los caminos y obstáculos que sean necesarios para ocupar otro árbol.
La procesionaria tiene su origen en una mariposa nocturna llamada “Thaumetopoea pityocampa”, de apariencia inofensiva y que sólo vive 24 horas. Estas mariposas ponen los huevos en las ramas de los árboles y luego viene la etapa de gusano que elabora el nido y va comiendo los brotes de las ramas, destrozando el árbol. El peligro para los humanos y los animales viene de los filamentos pilosos que cubre el cuerpo de los gusanos. Estos pelos resultan hurticantes y los pueden desprender e incluso lanzar al aire cuando se ven amenazados. A finales del invierno bajan de los árboles en estricta formación siguiendo a la hembra, y es ésta la encargada de buscar el lugar adecuado para enterrarse en la tierra, formar crisálidas y luego transformarse de nuevo en mariposas, cerrando el ciclo. Pero cuando el número de procesionarias es muy elevado se convierte en una plaga, tal como se observa en esta fotografía, tomada en el parque de O Castro, en Vigo.