Esta es una fotografía muy simpática tomada en Baiona hace unos días. El cartel es elocuente por sí solo: “Prohibido pescar”, reza. Sin embargo, en la apacible tarde de un sábado del mes de febrero un hombre se distraía sentado en un noray con la caña en la mano, a ver si picaban. Y claro que picaban.
Realmente los pescadores del muelle no le hacen daño ni perjudican a nadie. Cabe interpretar que la prohibición se refiere a los días de diario, cuando las faenas de los barcos de pesca se pueden ver entorpecidas por la presencia de pescadores. Pero resulta chocante.