Se encuentra en las proximidades de la avenida de Castrelos, al otro lado del parque del mismo nombre, en dirección al estadio de fútbol de Balaídos, en la ciudad de Vigo. Hasta los años setenta del pasado siglo XX el río Lagares pasa por debajo de su estructura, pero las aguas fueron desviadas una decena de metros para facilitar su canalización subterránea en el tramo de los edificios. Según los estudios realizados, los orificios de sección cuadrada que se observan a ambos lados del arco central podrían servir para evitar la acumulación de agua en épocas de crecida, y también se cuenta que incluso llegaron a servir de morada durante un tiempo para alguna persona. En la actualidad, el puente pasa casi inadvertido a los transeúntes, por eso merecería una adecuada promoción para resaltar una de las huellas históricas más importantes de la ciudad gallega.