No hay afiliado o simpatizante que no conozca a Ramón González Sanz, pues su entrega leal y sincera al partido ha sido siempre ejemplar. Un chico leal, reflexivo, comprometido y observador. Ramón era esa persona con la que siempre contabas y a la que no echabas de menos porque tarde o temprano siempre aparecía, siempre estaba dispuesto a echar una mano.
Él, con sus aportaciones diarias, contribuyó a mejorar esta ciudad pues permanecía atento a las obras, a los plenos municipales y a cualquier tipo de decisión, siempre construyendo, nunca con afán destructor. Estas cualidades en una organización política se agradecen y Pily, amiga y compañera fiel de Ramón decidió reconocerlas públicamente entregándole una gaviota de oro en una de las cenas de Casablanca, distrito al que pertenecía y por el que trabajó sin descanso. Si tuvieramos que definir su trabajo diríamos que fue de entrega y servicio a los demás. Me vienen a la memoria momentos con Ramón y son muchos, quizás más de los que creía.
Hoy todo ha cambiado, hoy su ausencia retumba en nuestros corazones y deja una ausencia dolorosa para todos aquellos que compartimos momentos con él.
Pily, Bárbara, Diego y tantas personas del distrito de Casablanca han sido testigos de la entrega de Ramón, de su disponibilidad y su sonrisa, porque Ramón, a pesar de ser un hombre solitario sonreía mucho. Nos ha dejado con un ruido ensordecedor, un ruido mediático, de portada, todo lo contrario a lo que él era, discreto y prudente.
El temporal arrecia ahí fuera y en el Partido Popular de Vigo teñimos el azul de negro en señal de duelo. Allí donde estés, gracias Ramón por tu entrega incondicional y tu compromiso.
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