Portaba, como puede observarse, una jaula con dos ratas blancas del tamaño de unos treinta centímetros. Los animales no parecían estar muy tranquilos, quizá por el bullicio callejero. Pero la dueña, que no quiso figurar en la fotografía, no parecía inquietarse por ello, como si ella estuviera acostumbrada a ir de una lado para otro con esas mascotas tan inusuales, con esas ratas de confianza.