En la Rúa Areal de la ciudad de Vigo existen unos jardines que durante el día se llenan de vida con gente mayor paseando y descansando y con niños que corretean de un lado para otro. Esos jardines, que experimentaron varias remodelaciones a lo largo de los años, se remontan a la época de los rellenos de la ría, cuando en aras del crecimiento de la ciudad y del puerto se cubrió la enorme playa donde hasta principios del siglo XX fondeaban los barcos para cargar y descargar mercancía, y también para hacer la aguada, porque en aquella zona había numerosos manantiales que ahora están bajo tierra. Pero la llamada A Fonte do Galo consiguió mantenerse como una huella del pasado, aunque pase casi inadvertida.