Ese balcón abierto al mar, admirado y disfrutado por el poeta universal Carlos Oroza, vuela sobre la Ría de Vigo con las Islas Cíes al fondo flotando sobre un mar azul lleno de veleros que deambulan de un lado a otro, y el barco de servicio regular, entre ellos, retornando al puerto de la ciudad.
Es una imagen del verano que resulta agradable en invierno, cuando las temperaturas son considerablemente más bajas, aunque no llueva, cuando el calor no aprieta y se añora el confort del verano.