La frase tiene gracia: “Tomás no me metas mano”, aunque a muchas personas les pueda resultar ordinaria e incluso ofensiva. La pared sobre la que está escrita corresponde a una zona del mencionado barrio. Un barrio que se ha ido deteriorando durante muchos años a la espera de las intrincadas decisiones urbanísticas. Se desconoce la autora —o el autor— de la frase, y ahora que se está procediendo a la esperada remodelación de los edificios del entorno, tarde o temprano desaparecerá, como tantos otros detalles que fueron protagonistas de la historia de la ciudad de Vigo y que casi nadie recuerda.