En realidad, el barrio ya existía y estaba dividido en “Coia de arriba” y “Coia de abajo”, con numerosas casas unifamiliares, huertas, y granjas, pero el impulso urbanístico de finales de aquellos años sesenta, que contó con el apoyo de la desaparecida Caja de Ahorros Municipal de Vigo, le dio una nueva imagen, mucho más urbanita. La apertura de una gran avenida que enlazaba la Plaza de América con la playa de Samil vertebró el conjunto de la nueva urbanización, que se llenó de jóvenes familias, muchas de ellas vinculadas con el mar, con la industria naval y con Citroën. En el diseño del barrio se tuvo en cuenta la compensación de amplias zonas verdes para contrastar con las enormes torres de viviendas. Esas zonas verdes aún hoy forman agradables rincones, como el que se muestra en la fotografía, para disfrute de aquellos jóvenes de antaño y que hoy, con el paso del tiempo, ya peinan canas.