Ubicado en una zona privilegiada, con su conjunto de edificios ruinosos constituye una imagen totalmente indeseable. Lo que hasta hace unos años era el asilo, en la actualidad sirve de picadero y de albergue, principalmente, para gentes de mal vivir. Todo esto resulta mucho más grave porque estamos hablando de unas localizaciones el centro de la ciudad, en uno de los puntos más visitados por los forasteros: el paseo de Alfonso XII. El Concello de Vigo debiera impulsar de una vez esa transformación —incluyendo la de la Panificadora—, para que las obras se inicien cuanto antes y así abrir, definitivamente, la comunicación entre el barrio de Torrecedeira y el Casco Vello, entre Beiramar y el Paseo de Alfonso XII, para dotar de servicios a una zona que con el tiempo se convertirá en una de las más solicitadas de la ciudad de Vigo.