Los más pequeños, los alevines, aprenden a navegar e incluso participan en regatas utilizando pequeñas embarcaciones de vela que guardan una formación similar a las crías de muchas aves, detrás de sus maestros. Son retoños que disfrutan de las ventajas de este mar de Vigo cuya estampa resulta cambiante de un día a otro, porque nunca parece igual. En la fotografía puede observarse una hilera de pequeños barcos con el Morrazo al fondo y unas gaviotas observándolos desde la Panificadora, una imagen que muchos nativos y foráneos intentan congelar con sus cámaras y teléfonos.