En la ciudad de Vigo, una gran parte de la ciudadanía entrada en años aún recuerda a Manuel Castro, el vendedor de periódicos de los años sesenta y setenta. Recorría la Rúa do Príncipe y aledañas con un montón de periódicos bajo el brazo izquierdo y haciendo equilibrios con un ejemplar del Faro de Vigo en el índice de la mano derecha, vociferando las cabeceras de la prensa local y regional y añadiendo a voz en grito aquello de “¡…prensa de Madrid!”.
Castro tenía lo que podría llamarse su cuartel general en las escaleras de entrada de los Almacenes Alfredo Romero, que estaban impolutas de tanto limpiarlas con la ayuda de un periódico. Realmente era un personaje y formaba parte de la ciudad de Vigo.
Se le dedicó una estatua realizada por el escultor Jandro y se colocó en la Rúa do Príncipe, a la entrada de la Rúa Urzaiz. La estatua sufrió varios ataques vandálicos hasta llegar a ser retirada para su arreglo. Sin embargo, va pasando el tiempo y la estatua no aparece y la Rúa do Príncipe no parece la misma sin Manuel Castro.