Durante todo ese tiempo dilatado fue protagonista de proyectos y de especulaciones varias mientras sus instalaciones se iban deteriorando, ayudadas por algún que otro incendio fortuito y por los desmanes de la falta de civismo. Ahora ya hay proyecto. Por fin. Y sus almacenes, sus silos (que interiormente están formados por varios huecos verticales, y no por uno solo, como algunos creen), e incluso su chimenea que amenaza con derrumbarse de un momento a otro, volverán a revivir con nuevas instalaciones y acondicionamientos. Ya era hora de aprovechar un potencial que estaba frente a nosotros y que durante décadas, como decimos, permanecía paralizado por diferentes intereses que en nada beneficiaban a la ciudad. Justo es, por lo tanto, felicitar a los políticos municipales que abrieron esta posibilidad de futuro y a cuantos han participado en el proyecto, siquiera impulsándolo.