En 1833 se produce en Vigo y comarca una epidemia de cólera morbo asiático. Procedía de Inglaterra donde era un problema serio, y se extendió por varias comarca marítimas gallegas.
Las autoridades sanitarias de entonces comienzan una eficaz campaña contra la epidemia, sobresaliendo el médico Nicolás Taboada Leal quien publicó un folleto sobre la etiología, diagnóstico y tratamiento de la enfermedad. Hay que señalar que Vigo fue el primer puerto afectado por la epidemia, y el origen de la misma pudo estar en la llegada a nuestro puerto de una escuadra de guerra portuguesa.
Nicolás Taboada Leal, (Viveiro, 1798- Vigo, 1883) era hijo del cirujano Vicente Taboada de la Torre, cursó los estudios de medicina en la universidad compostelana, siendo su primer destino como médico en San Esteban de Oca, La Estrada (Pontevedra) en 1923, en donde desarrolló una importante labor en la difusión de la vacuna de la viruela. Fue el primer médico que vio en España casos de la epidemia de cólera-morbo, siendo recompensado con la cruz de Epidemias y la cruz de Isabel la Católica.
La creación de lazaretos data del siglo XV, cuando para evitar las epidemias se impusieron cuarentenas a los buques que venían de países afectados o con sospecha de infección. En España ya existía uno en Mahón, en la isla de Menorca, pero en el siglo XIX se vio que éste no era suficiente y se precisaba otro en la costa occidental de la península, de esta forma se evitarían los grandes gastos de los armadores del norte y noroeste de España.
Así que la propuesta de construcción del lazareto fue aprobada mediante concesión por parte de La Corona por la Real Orden de 6 de junio de 1838.
La propuesta del médico vigués se basaba en dos poderosas razones, por una parte mejorar la salud pública de la población, y por otra proteger los intereses comerciales y marítimos de Vigo y comarca.
Cuando Taboada Leal exploró las islas de San Simón y San Antonio declaró: «Parecen predestinadas por la Providencia para albergar un lazareto». Había encontrado el lugar perfecto para la instalación sanitaria en plena ria de Vigo.
Taboada Leal se volcó con la idea y puso todo su empeño en defenderla aunque no le fue nada fácil, porque pronto surgieron otras ciudades candidatas. La ciudad de Santander ofrecía la isla de Pedrosa, La Coruña, la de Corralón, Pontevedra apostaba por Tambo y Vilagarcía por la isla de Arousa.
Ante este dilema el gobierno se basó en la Junta Suprema de Sanidad, quien se ocupó de estudiar todas las propuestas y terminó dictaminando que San Simón era el emplazamiento más idóneo para la construcción del lazareto. La isla de San Simón se destina en el proyecto correspondiente a hospital de convalecencia y la de San Antonio a hospital «sucio».
En cuanto a la financiación del lazareto el gobierno de la nación parece que estuvo remiso a proporcionar los fondos por lo que la ciudad acudió a la financiación privada, concretamente al industrial vigués Norberto Velázquez Moreno que corrió con los gastos de construcción. El tiempo de ejecución se fijó en quince meses, pero se superó ampliamente.
Velázquez Moreno también fue el promotor de importantes obras como en el terreno mercantil, benéfico y cultural. A él se debe, además de la Casa de Baños, contar con el primer teatro estable de la ciudad, la Casa Teatro (1832), ubicado en la plaza de la Princesa (imagen de la izquierda) que fue considerado como «el mejor de Galicia».
El lazareto comenzó a funcionar el 15 de agosto de 1842, por lo que mediante esta obligación llegaron a nuestra ría barcos de todas las banderas que de otra forma nunca lo hubieran hecho. Vigo y las Islas Cíes contaban con un puesto avanzado con personal para salir al paso de todo buque que quisiera entrar en el puerto vigués, para organizar el trabajo en el lazareto y para informar al capitán del mismo.
En la instalación sanitaria los enfermos se dividían en dos clases, los dashauciados, que eran hospitalizados en la isla de San Antonio (isla de la muerte) y los sospechosos o recuperables en la isla vecina. Las dos islas se unen por un pequeño puente con un portalón y verja de control, que sólo podrían franquear los enfermos terminales y las monjas que los cuidaban. Los empleados del lazareto llegaban al centenar.
La construcción del lazareto cambió el aspecto de las dos islas. Se construyeron edificaciones sanitarias hospitalarias, y de cuarentena en ambas islas, residencia para empleados, casa de baños, capilla y cementerio con osario, además de una casa para el guarda.
Además se construyeron infraestructuras portuarias y de servicios para que los buques pudieran atracar con facilidad. También se construyó una pequeña central eléctrica para dar servicio a las islas.
Todas estas construcciones estaban rodeadas de magníficos jardines como se puede comprobar hoy por ejemplo con el «Paseo dos Buxos». En su frondoso arbolado se pueden ver especies como castaños de Indias, robles, acacias, eucaliptos, cedros del Atlas, aligustres chinos y camelias japonesas.
Toda la instalación estaba bajo el mando de un alcaide, quien debía residir obligatoriamente en la isla de San Simón. También se creó la plaza de intérprete «que será persona de buena moralidad y versada en idioma extranjeros».
Además en el lazareto se contaba con «dos prácticos, cada uno con bote propio y cuatro marineros» que facilitaban el trabajo al capitán del buque recien llegado. También se creó una plaza de capellán, el cual se debía hacer cargo de la capilla del lazareto.
Se estima que entre 1842 y 1854 pasaron la cuarentena en San Simón 2.349 naves con un ingresos a la Hacienda pública de medio millón de reales. De esta manera el puerto vigués pasó a ser el favorito de muchas compañías de navegación.
En 1854 el lazareto pasó a ser propiedad del Estado cuando éste terminó de pagar la inversión de Velazquez Moreno.
Pero había ciudades que no llevaban bien que Vigo se hubiera llevado el gato al agua y no se resignaban, por lo que comenzaron una campaña en pro del cierre de San Simón, utilizando sus diarios locales para este guerra sucia. En primer lugar fue El Coruñés, que aseguraba que el lazareto no reunía las condiciones adecuadas y denunciando que se había desencadenado una epidemia de cólera que la ciudad ocultaba para no perjudicar al tráfico marítimo.
El diario local Faro de Vigo tomó el banderín de la batalla desmintiendo las falsedades del periódico del norte de Galicia. Pero cuatro años más tarde con otro brote de cólera el lazareto vuelve a tener protagonismo, en este caso son los pontevedreses los que solicitan la anulación de uso de San Simón, basándose en que en la bajamar se puede acceder a las islas desde el continente.
La indignación viguesa fue absoluta y en esta ocasión se unieron los tres diarios de la ciudad, Faro de Vigo, La Concordia y el Diario de Vigo y emprenden una furibunda campaña contra la ciudad vecina.
En el Teatro Circo Tamberlick se celebró un mitin donde se acordó la separación de Vigo de la provincia de Pontevedra. «El pueblo en masa reunido proclamó la necesidad de emanciparse del yugo de Pontevedra y unirse a Orense», fue el texto del telegrama que se envió a la prensa. Al final el buen sentido primó y el lazareto sigió prestando su función.
El lazareto comenzó a languidecer según se investigaba más sobre prevención de las enfermedades infecto-contagiosas, hasta que le llegó el momento de cerrar el 23 de marzo de 1927. En su última época también fue centro de reposo y lugar para celebración de diversos actos públicos.
Las antiguas instalaciones del lazareto fueron remodeladas en 2005 bajo la dirección de la Consellería de Cultura de la Xunta de Galicia. En 1999 fueron declaradas Bien de Interés Cultural.
Fuentes:
San Simón, un archipiélago cargado de historia. J.A. Orge Quinteiro
Así funcionaba el lazareto de San Simón. Eduardo Rolland.
El lazareto de San Simón y otras mejoras. Luis Piñero. Faro de Vigo
A cidade e os días. José M. Alvarez Blázquez
Fotos y texto: El lazareto marítimo. Cultura de Galicia