La iglesia parroquial de Santa María de Vigo es elevada a Colegiata, debiendo estar regida por un Prior al que asistirán seis racioneros, para las atenciones del culto y cura espiritual de los feligreses. El primer Prior fue el Canónigo de la Catedral de Túy, don Jaime González de Pedroso, y los racioneros Pedro Collazo, Álvaro Malo, Arias Fernández, Álvaro Vázquez, Francisco Pérez y Pedro de Roade.
La elevación a Colegiata tuvo lugar en ocasión de celebrar un sínodo en Vigo el Obispo tudense don Pedro Beltrán. En el acta se dispuso que fuesen cantadas horas canónicas, formando dos coros de tres racioneros cada uno. Asimismo, en la referida acta se justifica la erección, en virtud de que la «villa se había mucho poblado en muy grande número de gente».
La Colegiata de Vigo tenía privilegio de asilo, para los delincuentes que se acogían a su sagrado recinto. En 1728, semidespoblado Vigo a causa de las guerras de sucesión, se redujo el número de componentes de su Cabildo. «Con la decadencia de los tiempos -dice el P. Flórez- se han venido a reducir a tres: dos Racioneros y un Prior». Entonces tenía Vigo, según dicho autor, 300 vecinos, contaba con mercado todos los sábados y poseía un Hospital. Santiago de Vigo, en el Arenal, contaba 140 vecinos y Bouzas diez más. (España Sagrada, XXIII, 190).
En el sínodo de que hacemos mención, don Pedro Beltrán excomulgó al Regidor de Baiona don Payo Veloso, por los malos tratos de que hizo objeto al anterior Obispo, don Diego de Muros, en ocasión de tenerle preso por orden de don Pedro Álvarez Sotomayor, conocido por Pedro Madruga. Dicen las crónicas que don Diego de Muros fue llevado preso en carro de bueyes, metido dentro de una jaula.
En ocasión del Concordato de 1869, la Colegiata de Vigo fue suprimida como tal.
11 de junio de 1497. Xosé María Álvarez Blázquez. «La Ciudad y los Días. Calendario Histórico de Vigo» (Editorial Monterrey, 1960).