En la Catedral de Santiago de Compostela existía una imagen de gran tamaño similar a la que muestra la fotografía. Se trataba de Santiago Matamoros, pero hace años su base fue cubierta con numerosas flores para ocultar a los moros que estaban a los pies del caballo porque la imagen no era muy correcta políticamente. Hace poco, con la remodelación de la catedral, aquella estatua fue retirada de su ubicación habitual y desconocemos cuál fue su destino.
Para entender la leyenda de Santiago Matamoros es preciso remontarse a la Reconquista española. Durante la batalla de Clavijo (en la actual comarca de Logroño), que tuvo lugar en el siglo IX (exactamente en el año 844 d.C.), el rey Ramiro I de Asturias ganó la contienda contra Abderramán II gracias a la ayuda del apóstol Santiago, que, según se cuenta, apareció montado sobre un caballo blanco y blandiendo la espada. Desde entonces, las tropas cristianas españolas utilizaron el lema “¡Santiago y cierra, España!”
En esa frase: “¡Santiago y cierra, España!”, es muy importante la coma, puesto que no se cierra España, sino que la palabra “cierra” se refiere a cerrar filas, al agrupamiento de los ejércitos en contra del enemigo. Pero tuvieron que pasar muchos años, hasta que en 1630, el papa Urbano VIII decretó como patrón de España a Santiago el Mayor.
Como consecuencia de aquellas batallas de la Reconquista española, el apóstol fue representado como Santiago Matamoros, tal como se muestra en esa figura que ahora, en pequeño tamaño y al alcance de los amantes del arte, está a la venta en un anticuario de la ciudad compostelana.