En realidad, esa transición de la niñez a la adolescencia no debiera acontecer de repente, pero la sociedad actual, con su ritmo de vida y con un nivel de información que a veces llega a saturar al individuo, propicia cambios muy rápidos que antes ocurrían al cabo de meses e incluso de años. Hoy, simplemente con el cambio de un curso escolar a otro, algunas personas dan un salto en el vacío y abandonan la dulce niñez para caer en la realidad de los adultos, una realidad que no siempre es tan dulce como la pintan la publicidad agresiva y las diversiones modernas, unas diversiones que en ocasiones son muy peligrosas y destructivas.