La ciudad de Vigo es la más permisiva con las motos, quizá la más permisiva. En esta urbe gallega las motos coexisten con el resto del tráfico rodado y con la ciudadanía, sin mayores problemas. Las motos pueden aparcar en las anchas aceras de las calles del centro, e incluso en algunas calles existen carriles específicos y zonas de parada selectivas, como es el caso de la Rúa Areal en su confluencia con la Rúa Colón. Sin embargo, como en todos los colectivos, dentro del conjunto de los motoristas también los hay que no piensan en los demás.
Esta foto, por ejemplo, da buena muestra de ello. Una moto está aparcada en medio de la acera de la Avenida das Camelias, en paralelo a otra que está correctamente aparcada junto al bordillo. Esta situación dificulta el paso de los viandantes. Pero eso, como decimos, no parece importarle a este motorista que, con su actitud, perjudica la buena imagen de todo un colectivo.