Una obra llena de colorido y alegorías que contribuye a humanizar una zona muy concurrida de la ciudad de Vigo. Sin embargo, tal como puede observarse en la fotografía, algunas personas manifiestan una total ignorancia con respecto al significado del arte o de su mera presencia en nuestras calles, Aparcan sus vehículos sin importar el deterioro de las aceras y bordillos, o ni siquiera tienen en cuenta la ofensa que provocan a quienes valoran el trabajo creativo. Esto demuestra que muchas veces es inevitable la colocación de bolardos disuasorios que impidan el aparcamiento sobre las aceras, porque la ciudad no debe ser de los coches, sino de los peatones, preferentemente.