El hombre le manifestó educadamente que esas plantas y arbustos los paga la ciudadanía y que no se pueden llevar, y que si continuaba con su acción iba a telefonear a la Policía Municipal. La señora hizo caso omiso de la llamada de atención e incluso le llamó “bestia”. El hombre continuó unos pasos su camino, tomó esta fotografía y llamó a la Policía Municipal. Su llamada no era, en efecto, de la mayor urgencia, pero se sintió desilusionado con su actitud cívica cuando percibió que su mensaje era tomado con no demasiado interés.