Pero la imagen servirá para el recuerdo, en aquellos tiempos en los que ni siquiera soñaban con las comodidades de la vida moderna ni con las ofertas hosteleras de hoy en día, donde los manjares tradicionales son transformados en platos otrora inimaginables, con sabores y texturas indescriptibles, en otros tiempos en los que sólo se bebía vino, aguardiente o simplemente agua. Sólo han pasado unos años, pero todo ha cambiado de modo irreversible.