Los forasteros que visitan la ciudad de Vigo suelen acercarse al Paseo de Alfonso XII para disfrutar de las vistas. No se sorprenden del vallado de la histórica barandilla del paseo porque desconocen que lleva así desde hace varios años, sin que se sepa el motivo. Y ante esa incomodidad prefieren disfrutar de las vistas del mirador que está junto al emblemático olivo. Desde allí observan la península de O Morrazo, la actividad portuaria del puerto pesquero, con Bouzas a la izquierda y, todavía más lejos, como un sueño, las Islas Cíes recortadas en un horizonte que a veces es azul intenso y otras veces presenta nubes o brumas de la época estival.
De cualquier modo, las Islas Cíes constituyen un viaje soñado para los forasteros, vengan de donde vengan. Lo sorprendente es que muchas personas que viven en Vigo nunca han puesto los pies en esas islas y, en cambio, sí conocen otras localizaciones gallegas y algunas del extranjero. Quizá sea por aquello de “en casa de herrero…” Pero lo curioso es que el número de viguesas y vigueses que no conocen las Islas Cíes es mucho más grande de lo que parece. No estaría mal hacer un estudio de este asunto porque los resultados serían sorprendentes.