Por si le faltaba algún ingrediente internacional, también hubo rusos en la Reconquista de Vigo. En los acontecimientos de 1809, participaron los soldados portugueses al mando del teniente Almeida; también, tropas británicas de las fragatas “Venus” y “Lively”, de los capitanes escoceses McKinley y Coutts-Crawford. Hubo irlandeses, como el alférez de navío John O’Dogherty. Y, por supuesto, combatieron vigueses y franceses, que son los principales protagonistas. Pero falta por reivindicar la corbeta rusa “Spitzsbergen”, que fue testigo de excepción de los hechos, fondeada en medio de la ría, al mando del capitán Alexei Raschaloff, al servicio de su Majestad Imperial el Zar de todas las Rusias.
Quien ha arrojado luz sobre la participación de este barco ruso en Vigo de 1809 es el investigador Ricardo Troncoso García-Cambón, que es la gran referencia en los estudios sobre la Reconquista en la última década. Suyos son los dos artículos sobre el comandante francés Antoine Chalot en la revista Glaucopis, en los que ha descubierto su pasado como héroe inmenso, herido y condecorado en combate, presente en las grandes batallas de su época como Austerlitz o Marengo, en la toma de la Bastilla o en la campaña de Napoleón en Egipto. Pero, también, nos ha mostrado a un Chalot prisionero en Inglaterra, casado tres veces y que terminó sus días convertido en un personaje de la vida social de París, famoso por su matrimonio con una famosa actriz y quien probablemente terminó embalsamado. Las investigaciones de Ricardo Troncoso en archivos de media Europa han hecho aportaciones enormes a la historiografía de la Reconquista viguesa, tan sorprendentes que casi derrumban las bases de lo verosímil.
Además, Troncoso ha publicado en la revista del Instituto de Estudios Vigueses otro completísimo estudio sobre la participación británica en la Reconquista, retratándola con todo detalle, en una investigación que también lo llevó a bucear en la Librería del Congreso de los Estados Unidos, ayudado por el historiador norteamericano Brian de Toy, experto en historia militar y por cierto profesor de esta academia en la célebre academia de West Point. Así que no faltan recientes estudios sobre la Reconquista de Vigo: ¡Lo que hay es que leerlos!
Pero Ricardo Troncoso también ha investigado el misterioso caso de la corbeta rusa, que sí es algo que se escapa incluso al conocimiento popular sobre los acontecimientos de 1809. El 25 de febrero de 1809, el capitán de la fragata “Venus”, James Coutts Crawford, recibió órdenes del vicealmirante Berkeley de tratar de ponerse en contacto con el buque ruso fondeada en la ría de Vigo y hacerle llegar una carta informándole de la existencia de negociaciones entre la corte rusa y el Reino Unido, una orden que ejecutó a su llegada a Vigo. Al día siguiente de la reconquista de la plaza, el otro capitán escocés, McKinley, se puso en contacto con ella. Y, gracias a esa comunicación, Troncoso ha averiguado que se trataba de la “Spitzbergen” al mando del capitán Alexei Rasschaloff. Esta corbeta ya había sido vista por los franceses en el momento de la ocupación de Vigo el 30 de enero de 1809 cuando, anclada frente a Redondela, al fondo de la ría de Vigo, vieron una “fragata [sic] rusa de 30 cañones y 100 hombres”.
También el comandante francés, Antoine Chalot, escribió al capitán de la corbeta rusa pidiéndole ayuda, ante la falta de víveres de sus tropas sitiadas dentro de las murallas de Vigo. En concreto, ofrecía comprarle “a cualquier precio” alimentos para diez días.
En realidad, la corbeta rusa llevaba anclada en la ría de Vigo desde el año 1807, porque había quedado internada en la bahía viguesa después de que la escuadra del almirante Dimitri Siniavin, a la que pertenecía y que venía de operar en el Mediterráneo contra los turcos, se encontrase en Portugal con la paz de Tilsit, entre Napoleón y el zar Alejandro I. Aquello provocó una situación incómoda, porque se ponían en guerra con Inglaterra con la que los rusos mantuvieron una paz tácita durante ese tiempo. En medio del lío, aquella flota consiguió regresar al Báltico, pero la corbeta “Spitzbergen” se quedó rezagada e internada en Vigo, por causas que todavía hoy no están claras.
El capitán McKinley, desde la fragata “Lively” escribió una carta al capitán ruso Rasschalof anunciándole que no serían atacados por los buques británicos: “Se observará la misma línea de conducta hacia la corbeta de Su Majestad Imperial de todas las Rusias bajo su mando, como lo experimentó de sir Samuel Hood, […] contraalmirante de la Flota Británica, hasta que reciba nuevas órdenes de mi gobierno”. Se refería a la escuadra de 245 buques, la mayoría de transporte, que habían recalado a finales de 1808 a Vigo para recoger a las tropas británicas de la División Craufurd y, posteriormente, en A Coruña al ejército del general John Moore tras la batalla de Elviña.
Ricardo Troncoso nos revela que la fragata rusa no intervino directamente en la batalla de Vigo de ninguna forma. Sus cien tripulantes se abstuvieron de tomar partido y fueron testigos privilegiados de los acontecimientos de 1809 en la ría viguesa. El buque permaneció fondeado en la misma bahía hasta comienzos del año 1811 en que se ordenó su detención. Pero su presencia en Vigo es otra de las historias con que nos sigue sorprendiendo la Reconquista, un acontecimiento histórico internacional donde sí: también hubo rusos…