Pero el verano ya toca su fin y propios y foráneos apuran los últimos días de agosto. Un agosto del año 2016 que quedará en los anales de la ciudad de Vigo por haber tenido una climatología tan tórrida que nadie recuerda. Lejos quedan los tópicos de la lluvia incesante acompañada de frío y tristeza. Además, a la singularidad de los alrededores, con playas envidiables y numerosos parques, con una ría singular y unas Islas Cíes que no tienen rival, se han añadido en los últimos años una serie de zonas urbanas con atractivos propios que constituyen puntos de visita obligada. Este es el Vigo del siglo XXI, lleno de una actividad urbana que seguirá más allá del tiempo de verano.