El Tiovivo de la Porta do Sol es uno de ellos. Sus luces de colores, su música y sus giros, que hacen las delicias de los más pequeños bajo la impasible mirada del Sireno de Leiro, coinciden con la proximidad de determinadas festividades.
Asimismo, las campañas de los grandes centros comerciales y la decoración de algunos escaparates que se adelantan sensiblemente a las fechas festivas, apuran la conciencia de la ciudadanía tratando de fomentar el consumo, vinculándolo con una felicidad que en realidad es efímera, pero en la que todos deseamos creer. El tiovivo ya ha comenzado a dar vueltas: se acerca la Navidad.