Los viandantes de la ciudad de Vigo son testigos de excepción de la evolución del tan traído y llevado proyecto del Barrio do Cura. Las demoras, interminables y justificadas con argumentos cada vez más increíbles, se hacen patentes a simple vista. Las excavaciones y los movimientos de tierras son tímidos y poco cambian de unas fechas a otras, de las expropiaciones es mejor ni hablar. Mientras tanto, la ciudadanía de Vigo sigue a la espera de que se normalice la situación de uno de los mejores miradores de la ciudad y de la finalización de un túnel que ya parece una burla. El proyecto, sin duda, es magnífico, pero quienes hayan invertido en esa nueva construcción, tanto los promotores como los clientes, estarán desconfiados y hartos de tanta espera. Esto es una demostración más de que el urbanismo de Vigo en realidad está bloqueado y que la persona responsable no lo sabe gestionar de modo adecuado.