Se trata de dos tablones que tapan un gran agujero en una de las rejillas de un transformador subterráneo. Los clavos que originalmente sujetaban las maderas al suelo se han desclavado y ahora se suman al peligro que ya existía, dejando, además, el enorme y profundo orificio al descubierto. Los días, las semanas y los meses han ido pasando sin que nadie se haya molestado en reparar lo que puede llegar a producir un accidente lamentable y de graves consecuencias.