El Hotel Talaso Atlántico, ubicado en una situación privilegiada frente al mar abierto, en Mougás, muy cerca de la villa de Baiona, encierra una curiosa historia marítima, la del barco “Thalassa”, cuya maqueta, de enorme tamaño, está en la entrada del hotel, protegida en una urna de cristal, tal como se muestra en la fotografía. Un barco con una historia muy curiosa, tanto por el significado de su nombre como por su triste final.
La palabra griega Thalassa, sirve para designar a una diosa del mar, palabra que los griegos utilizaban como expresión de júbilo y que aparece en el relato histórico “La expedición de los diez mil”, escrito por Jenofonte.
La historia acontece en el año 401 a.C., cuando el príncipe persa Ciro el Joven recluta un ejército enorme de mercenarios griegos, un número tan grande que en la época se describía como “diez mil”. Con ese ejército, el príncipe Ciro el Joven pretendía arrebatarle el trono a su hermano Artajerjes II, rey de Persia.
En la primera batalla demostraron su enorme superioridad, sin embargo, Ciro el Joven murió y sus soldados escaparon en desbandada mientras el ejército de mercenarios griegos se mantuvo unido. Sin embargo, su líder, Clearco fue decapitado por el enemigo y terminaron eligiendo a Jenofonte de Atenas como comandante.
Ante la disyuntiva de rendirse al enemigo o intentar volver a casa se decidieron por lo segundo, emprendiendo un viaje muy largo y lleno de peligros, desde Mesopotamia hasta Grecia, recorriendo el río Tigris y atravesando Armenia, un recorrido de casi cuatro mil kilómetros a través de territorio enemigo.
Después de mucho tiempo y enormes dificultades, cuando por fin vieron el Mar Negro desde lo alto del monte Teches —-cuya ubicación exacta aún se está investigando—-, en la orilla sur, todos gritaron llenos de júbilo ¡Thalassa! ¡Thalassa! —-¡El mar! ¡El mar!—-.
Años más tarde, Jenofonte, que había sido discípulo de Sócrates y además de militar también era historiador, contó esa expedición en su obra Anábasis. Como consecuencia, ese grito de alegría al ver el mar, ¡Thalassa!, aparece luego en muchas obras literarias, entre otras, en la novela Ulysses, de James Joyce.
El barco Thalassa formaba parte de un estilo de construcción naval realizada en madera, en Canadá. En la Segunda Guerra Mundial, Noruega adquirió varios barcos similares para utilizarlos como dragaminas, puesto que el casco de madera constituía una ventaja para no ser presa de las minas. Al terminar la guerra, una familia noruega adquirió uno de ellos y emprendieron un viaje alrededor del mundo. El día 1 de enero de 1949, luego de una gran tempestad, un trozo de madera apareció frente a la costa de Cabo Silleiro. Pertenecía al Thalasso, que se había estrellado contra una enorme y peligrosa roca conocida como “Punta do lobo”. El barco se hundió y falleció toda la familia Karlsen salvo la hija pequeña, Arnhild, que tenía un salvavidas que le había puesto su madre. La niña que fue recogida en la costa por dos soldados del destacamento militar de Cabo Silleiro.
Con el paso del tiempo, y como signo de agradecimiento por su trato personal, Arnhild, la única superviviente de aquel naufragio en “Punta do lobo”, le regaló al dueño del Hotel Talaso Atlántico un cuadro que representa la casa de la familia Karlsen en Noruega. A su vez, el Talaso encargó a un maquetista de A Coruña la impresionante maqueta del barco Thalassa, una fidedigna reproducción a escala que está situada en un lugar destacado del hotel y que sirve como recuerdo de aquel triste acontecimiento. La maqueta está colocada a la vista de todas las personas que acceden a las instalaciones donde las piscinas de talasoterapia son alimentadas con agua extraída del mar Atlántico, que está frente al hotel, un mar tan bravo como los soldados del histórico relato de Jenofonte.