Hace unos años se procedió a la transformación del tramo final de la Rúa Urzáiz en peatonal, y esa modificación urbana contribuyó a darle una mayor intensidad a la vida del barrio. Pequeños comercios y tiendas se suceden en sus bajos comerciales, salvándose —milagrosamente— de la agresiva competencia de los grandes almacenes. El barrio tiene un encanto especial, y muchas personas acuden desde otros puntos de la ciudad para pasear y disfrutar del ambiente, sobre todo de sus zonas peatonales.