En este caso de la fotografía debió existir alguna urgencia amorosa y, a falta de un lugar más romántico, la pareja no dudó en elegir el buzón de propaganda de un portal, como si ese amor de aquel día fuera sólo un amor de propaganda, sólo una mínima prueba de lo que luego vendría al cabo del tiempo. De ser así, de ser certero y duradero, cabe preguntarse por qué el buzón y el candado siguen en el mismo sitio y los protagonistas no lo robaron para decorar su nido de amor. Quizá aquel sólo fuera el amor efímero de un día, y con tanta pasión —-transitoria—- ya ni recuerden dónde depositaron aquella propaganda de amor eterno.