Puede observarse en la fotografía: se trata de una cabeza de león en relieve, sobresaliendo de la pared. Asemeja a un vigilante silencioso, pero a la vez poderoso, de una barriada bulliciosa que ha surgido hace no demasiadas décadas en una zona llena de fincas. El desarrollo urbanístico de la ciudad de Vigo ha conllevado la construcción de numerosos edificios para albergar a muchas familias que llegaban a mediados del pasado siglo XX, llamados por el estallido de la industria naval y la automovilística. Atrás se ha quedado, también, el romanticismo —y el ecologismo— del tranvía, desaparecido en el año 1968, y su estación de La Florida, que desaoareció años más tarde y que era un lugar de recreo para muchas familias viguesas que acudían con los más pequeños para ver los patos y la mona. El león, en cambio, seguramente tendrá una vida más larga por delante, sobre todo, porque a tanta altura pasa inadvertido.