Este coche es un ejemplo. El vehículo está sin matrícula y con las ruedas pinchadas, la bandeja repleta de los objetos personales como si de un armario se tratara, las ventanillas tapadas con telas y ropas, y las puertas casi desencajadas. Seguro que en verano la temperatura en el interior será como en un horno, mientras que en invierno hará mucho frío, además del incómodo ruido de las gotas de lluvia y no digamos del granizo. A todo ello habrá que añadir una buena dosis de miedo a los ruidos y al silencio en la soledad de la noche. A pesar de todo, ahí vive alguien que no ha sido precisamente afortunado en la vida. Y eso podría haberle ocurrido a cualquiera. Ese coche se trata de una vivienda humilde que merece el respeto, un lugar en el mundo para poder vivir con la mayor dignidad posible. Hasta que se lo lleve la grúa.