Hace ahora un siglo, en 1924, se colocaba la primera piedra del Monumento a la Marina Mercante que corona la cumbre de Monteferro. Ya en el mes de febrero, la Gaceta publicaba un Real Decreto autorizando la erección de este gigantesco monolito de Monteferro, cuyo diseño había sido encargado al arquitecto Manuel Gómez Román.
La idea era del cónsul del Reino Unido en Vigo, Arthur Nightingale, que embarcó a varios próceres vigueses en una comisión. Entre ellos estaban Tomás Mirambell, José de la Gándara, Ángel Bernárdez y Estanislao Durán, todos ellos con sonoros apellidos de la época. Una suscripción popular reunió los dineros para el proyecto y en unos meses se recaudó una fortuna: 201.216 pesetas. Buena parte del importe provenía del extranjero, porque personalmente hicieron aportaciones los ministros de Marina de Estados Unidos, Brasil, Reino Unido, Italia y Francia.
Primera piedra del monolito de Monteferro
Por fin, todo se organizó para comenzar las obras aquel mismo verano, para lo que se convocó el presidente del Directorio, Miguel Primo de Rivera, que acudió el lunes 28 de julio de 1924 para colocar la primera piedra.
El dictador tuvo una agenda intensa aquella jornada, que incluyó la visita al cuartel de San Sebastián, sobre el que se construyó el actual edificio del ayuntamiento de Vigo, y al Hospital Municipal, además de a la fábrica de conservas de Antonio Alonso. Posteriormente, la comitiva se trasladó a Moaña, a bordo del buque “Puebla del Caramiñal”, en el que se sirvió durante la travesía un esmerado “lunch” elaborado por el equipo de cocina del hotel Continental.
Primo de Rivera, a caballo
Seguidamente, los prebostes se dirigieron a Bouzas, donde recogieron al resto de autoridades para trasladarlas a Panxón. Allí les esperaban 15 vehículos que para llevarles a la cima de Monteferro. El dictador Primo de Rivera eligió ir a caballo.
En la cima del monte esperaba a las autoridades “una gran muchedumbre que aclamó el presidente del Directorio”, encabezada por el presidente de la Comisión del Monumento, Tomás Mirambell, quien leyó un encendido discurso loando “a los marinos que perdieron sus vidas en la navegación mercante durante la guerra europea”. Rematados los discursos se colocó la primera piedra y las personalidades se trasladaron a merendar al pazo de Castrelos, invitados por su propietaria, la marquesa de Mos, que les ofreció un té.
Cena de gala en «Las Colonias»
Esa noche hubo cena de gala en el restaurante “Las Colonias”, tras lo que se celebró un baile en las instalaciones del Casino, mientras en las Avenidas se lanzaban fuegos de artificio. “Cuando el champagne burbujeaba en las copas”, cuenta en su crónica el periodista de El Pueblo Gallego, todavía el presidente de la Cámara de Comercio, Estanislao Durán, pronunció un último discurso, derrochando adulaciones y pidiendo al dictador, que era de lo que se trataba, más inversiones del Gobierno para la ciudad de Vigo y su ría.
Sin embargo, y pese a la importante recaudación conseguida, las obras se demoraron más de lo previsto. Cuatro largos años terminó en concluirse el monumento, el monolito de Monteferro fue finalmente inaugurado en 1928.
Monolito de Monteferro: Monumento a la Marina
Con el paso de un siglo el Monumento a la Marina Universal ha sido también objeto de críticas, por estar situado en un enclave natural. Aunque no hay que olvidar que la idea original del cónsul Nightingale era instalarlo en las islas Cíes.
Así que, hace ahora exactamente un siglo, se ponía la primera piedra del monolito que hoy domina Monteferro en la orilla sur de la ría de Vigo.