Así es, ya está operativa la primera fase de unas escaleras mecánicas que facilitan la conexión de la céntrica Porta do Sol con la calle Placer, próxima al Concello, y en un futuro próximo se iniciará la segunda fase.
Asimismo, están ultimándose las obras del ascensor que comunicará la calle Menéndez Pelayo con la avenida de las Camelias, rompiendo un enorme desnivel que obligaba a realizar la incómoda subida —y no menos incómoda bajada— de la calle Chile, una actuación reivindicada desde hace años por numerosos ciudadanos e incluso prometida desde hace varias legislaturas, alguna de las cuales llegó a festejar con gaiteiros la colocación de una primera piedra que enseguida se perdió en la memoria de aquellos políticos —del Partido Popular, por cierto—, pero recordada, sobre todo, por el vecindario de ambas calles, y también por numerosos usuarios del Hogar del Pensionista de la calle Pí y Margall.
El gobierno municipal actual está demostrando una mentalidad realista y está pendiente en todo momento de las necesidades ciudadanas. Poco a poco, la ciudad de Vigo, a pesar de sus consabidas cuestas, va transformándose en accesible para todos, sean nativos o foráneos, convirtiéndose en una ciudad sin barreras.