Y pobre de quien se atreva a recriminar el acto, porque recibirá como respuesta frases soeces e insultos. Sobran las explicaciones sobre las consecuencias insalubres de estas costumbres casi medievales.
Por suerte, los cuartos de baño dentro de las viviendas han minimizado la costumbre de utilizar bacinillas, porque, de lo contrario, no cabe duda que también habría quien vaciara los orines y las defecaciones por las ventanas y balcones al histórico aviso de “¡Agua va!”. Ojalá esta foto no constituyera una excepción, pero la rareza la convierte en noticia y en ejemplo a seguir.