Los juegos de tablero han cobrado un auge excepcional las últimas décadas e incluso un diario como The Guardian se fijó en ellos en 2012 con un artículo titulado “Boardgames golden age» («La edad dorada de los juegos de mesa”). Entre los hitos de esta prosperidad citaremos Corvus Belli, una empresa de Cangas que triunfa en toda Europa con “Infinity”, un juego de cuidadas miniaturas.
El sector posee un dinamismo y diversidad asombrosos, los juegos se editan con un mimo fantástico y los convencidos por esta afición aumentan año a año. No extraña, pues hablamos de un divertimento social, generalmente didáctico y, en ocasiones, para toda la familia. Es fácil disfrutar una tarde entera con amigos ante un tablero construyendo imperios ferroviarios a través de nuestro continente en “Aventureros al tren: Europa” (editado por Edge Entertainment), por ejemplo o escapando de un campo de concentración histórico en “La fuga de Colditz” (Devir Iberia).
Pero los jugadores no solo aumentan: se organizan. Hay festivales como el imprescindible “Spiel” en Alemania, cuya categoría se aprecia en este vídeo:
En España también tenemos alguno pujante como el de Córdoba, y por doquier surgen pequeños clubs de juegos a los que ir a echar tus partidas. En Vigo, por ejemplo, tenemos “Cheyenne”, “Cancerbero” o “Vicus Belli”, más orientado a wargames. ¿War…qué? ¡Con las palabrejas hemos topado! Que no se asuste nadie, todo tiene su explicación y es simple.
Palabras raras, conceptos sencillos
Juegos de mesa hay desde hace muchos años pero en la historia ha habido un punto de inflexión cuando en 1995 apareció, en Alemania, “Los colonos de Catán” (creado por Klaus Teuber). Se trata de un juego de mesa estratégico, de reglas sencillas, que se aprende por tanto muy rápidamente y que ofrece un pasatiempo divertido, táctico y para todas las edades. Tal fue su éxito mundial (22 millones de copias vendidas) que creó escuela, y a este tipo de juegos se los llamó “eurogames”. Quizá por haber nacido en el corazón del viejo continente.
Otro modelo de juegos es el de los juegos de acción o “ameritrash”: la descalificación se convirtió en nombre identitario, la “ameribasura” se refiere a un tipo de juegos nada desprestigiados, superventas: en ellos lo más importante es el tema. La acción, el argumento. Y los materiales y la ambientación. Usan miniaturas y cartas o tableros visualmente impactantes. La mecánica del juego suele ser muy sencilla, y el azar importante.
Y hay que conocer también un sector muy especializado, el de los juegos de guerra (los “wargames” que citábamos arriba). Será a partir de 1958 cuando se generalice este modelo de juegos, con la fundación de Avalon Hill Game Company y sus recreaciones casi historicistas de batallas, campañas militares y confrontaciones bélicas. Los hay de todas las épocas: juegos de campañas de Cartago, Segunda Guerra Mundial, escaramuzas aéreas, guerras de galeones, de trincheras… Tradicionalmente se trata de verdaderos retos intelectuales, con reglas enrevesadas y largas partidas. Exigentes, pero una vez dominados enormemente satisfactorios, quizá por ello tienen un nutrido grupo de aficionados, volvamos a recordar “Vicus Belli” en Vigo. Sin embargo hoy, espoleados por la accesibilidad de sus hermanos “europeos” y “ameritrash”, hay muchos nuevos juegos de guerra muy asequibles, que puede disfrutar el más novato.
El panorama es rico e inabarcable en un artículo, y nuestra intención es mostrar algunas opciones, juegos que pueden ser un alivio a la hora de completar regalos navideños, o futuras celebraciones. No es un canon ni una lista de “los mejores”, solo algunos juegos más o menos recientes.
Para empezar, juegos para los más pequeños.
Hay quien puede pensar que los juegos son cosas de niños. Y bien, parte de razón tiene. Hasta existen editoriales especializadas en los más pequeños. Como Haba, que edita juegos para usuarios a partir de de tres años como “Bellaflor”, en el que una ovejita recolecta flores a golpe de dados. Didáctico, para preescolar.
Los juegos infantiles hoy son divertidos, curiosos, atractivos para los padres también. Citemos un par:
“Camel Up” (Ediciones Másqueoca)
Se trata de un juego a partir de los ocho años de edad para dos a ocho jugadores que dura una media hora. Consiste en una alocada e impredecible carrera de… camellos, y los jugadores no los “cabalgan”: apuestan al camello ganador, o al perdedor.
La suerte gobierna este juego que inevitablemente hará reír durante la partida a más de uno, porque es imposible planificar nada, porque los camellitos (de madera pintada) se montan unos sobre otros, retroceden, el que va ganando a media carrera, por mor de los dados termina de último, y en fin, porque “Camel Up” no es estratégico ni de pensar mucho, sino una locura descacharrante.
“Abracada…Qué?” (Ediciones Másqueoca)
Un juego de tablero a partir de los siete años para dos a cinco jugadores y partidas cortas, de media hora. En esta ocasión se trata de lanzar sortilegios contra los demás jugadores. ¡Magia potagia!. Cada jugador tendrá el rol de un hechicero, usará unas piedras mágicas (muy bonitas, por cierto) y luchará con los demás jugadores/magos lanzándoles sortilegios… lo que pasa es que no podrá ver qué hechizo manda, lo cual genera unas partidas de diversión garantizada. Un juego de deducción, memoria y lógica, vistoso y de calidad. Óptimo para “jugones” de educación primaria, que una vez más puede hacer disfrutar a los padres si se animan. Los Reyes Magos pueden tomar nota.
Próximas entregas:
Juegos de estrategia y de guerra, el juego más adulto