Un año más han comenzado las vacaciones escolares. Para los estudiantes siempre son épocas de alegría, alejados del estudio y de las responsabilidades, y sobre todo ahora, que no hay exámenes y casi se regalan los aprobados. Sin embargo, para muchas madres y padres las vacaciones se convierten en un problema, por las necesidades del cuidado de los más pequeños de la casa.
Existen opciones alternativas, por supuesto, como los cursos y las actividades de verano, pero no todas las economías pueden abordarlas y cada familia se las arregla como puede. Se echa mano de los abuelos, de los vecinos, e incluso de los amigos.
Y los libros, ahora que ya no volverán a hacer falta, se regalan a otros familiares o amigos, se venden, o, como el caso de la fotografía, se abandonan a su suerte esperando que alguien los aproveche para resolver un problema económico que se repite en cada casa un año tras otro.