Pero este hecho, la cantidad de grupos musicales, va emparejado al número de festividades que se celebran en todos los rincones de la geografía gallega: el calendario está completamente lleno de conmemoraciones que dan lugar a romerías y fiestas, cada cual más concurrida. En esas fiestas gallegas se disfruta de las comidas típicas, como el “pulpo á feira”, las sardinas asadas y la carne a la brasa, principalmente. Pero la gente también se divierte con las atracciones itinerantes, tales como las casetas de tiro, los tiovivos y las tómbolas, con sus charlatanes y sus sonidos característicos, y también con los puestos de venta callejeros donde se pueden adquirir juguetes, complementos para vestir, numerosos tipos de alimentos entre los que destacan los quesos y los jamones, así como vinos y bebidas de todas clases. Y, cómo no, las tradicionales bandas de música, perfectamente conjuntadas en sus interpretaciones, que hacen las delicias del público con pasodobles y obras modernas adaptadas, compartiendo escenarios con las orquestas modernas, que animan a la concurrencia incitándoles al baile y a la sana diversión. Galicia es una auténtica fiesta, sobre todo en verano. Y así es, que en el recuerdo de los gallegos van quedando grabados, generación tras generación, los momentos felices de la infancia que comienzan al oír la frase: “Vamos de fiesta”.