Hace 127 años, en plena Navidad, llegaba la luz eléctrica a Vigo. La Sociedad para el Alumbrado y Calefacción de A Coruña en Vigo, que antes regentaba la fábrica de gas en la zona de Picacho, instaló el 22 de diciembre de 1896 dos motores de 30 caballos de la marca alemana Otto, que accionaban dos alternadores de corriente continua de 250 voltios y 120 amperios. Desde entonces, Vigo pudo tener luz eléctrica en las farolas y el necesario fluido que, décadas más tarde, iba a dejar la iluminación navideña más “top” del mundo mundial.
Sin embargo, no siempre fue así. De hecho, unas navidades las luces estuvieron prohibidas. Sucedió en 1973 y la explicación podía leerse a toda plana en la primera página de “El Pueblo Gallego”. “Espectacular aumento del precio del petróleo”, anunciaba el diario del 25 de diciembre de aquel año, en plena crisis de los combustibles.
Entre otras medidas excepcionales, se prohibieron las luces navideñas en las ciudades. “Este año, con motivo de las restricciones, no lucieron en nuestras calles las típicas iluminaciones de estas fechas”, lamenta el diario, que destaca que sólo se pudieron poner bombillas al abeto de la plaza de España y al árbol situado frente a la oficina principal de la Caja de Ahorros.
Las navidades más accidentadas de Vigo
Pero las de hace medio siglo no fueron, ni de lejos, las navidades más accidentadas de Vigo. Ese privilegio podría corresponderle al año 1895, cuando un violento terremoto sacudió la tierra en la tarde del 25 de diciembre. Se trató de uno de los seísmos más fuertes de la historia de Galicia, y el de mayor intensidad registrado con epicentro en la provincia de Ourense, con epicentro en Viana do Bolo, donde se alcanzó una intensidad V-VI.
El investigador Santiago Muñiz, en su tesis doctoral en la que analiza los terremotos históricos en Galicia, señala que el evento tuvo lugar a las 17.39 horas y que fue la culminación de un proceso de seísmos que se venían repitiendo en la zona desde 1891.
El cronista Xosé María Álvarez Blázquez, en su obra “La ciudad y los días”, traducida y reeditada en un gran trabajo de Manuel Bragado, anota aquel terremoto de la navidad de 1895. “Mediada la tarde, se registra en Vigo una regular sacudida sísmica que, con mayor o menor intensidad, se sintió también en otros puntos de Galicia”, narraba el historiador, “en Ourense y su provincia el temblor de tierra causó gran pánico, ocasionando incluso la caída de algunas casas”.
Sin daños
En Vigo no hubo que registrar daños materiales, pero el susto fue enorme. Peor parte se llevaron en el interior del país, donde en el “Diario de Galicia” encontramos esta nota: “También dicen de Orense que en aquella capital se sintió días pasados un temblor de tierra.
«La alarma entre los vecinos de algunas casas ha sido grande”, explica la noticia: “En el pueblo de Sabadelle se han derribado dos casas sin que ocurriesen desgracias personales y en Velle, al sentirse el temblor, se ha quedado accidentada una anciana de 74 años”. La crónica añade que “telegramas desde la Gudiña, Viana y Trives participan que el terremoto en aquella localidad se ha dejado sentir hasta el extremo de que los vecinos, poseídos de gran pánico, abandonaron sus viviendas”.
Navidades memorables
Aunque, si viajamos atrás hacia unas navidades memorables, sin duda las más destacables fueron las de hace casi medio siglo, cuando en 1974 Vigo ganaba el primer Gordo de Navidad de su historia. “¡Por fin! Vigo: Más de 450 millones”, titulaba a toda plana el diario El Pueblo Gallego del domingo 22 de diciembre de aquel año, cuando el 12.176 dejaba cientos de millonarios en la ciudad.
La fiesta fue completa y cargada de anécdotas, con un bar como protagonista, pero agraciados incluso entre la plantilla del propio Ayuntamiento. El Pueblo Gallego publicaba en primera la foto de José Silva Guldrís, del bar Compostelano, que repartió los millones entre sus clientes: “Un Papá Noel para la historia de nuestra ciudad; sin barbas, ¡claro!”
El número agraciado lo vendió la administración de loterías número 2, que regentaba en la calle Policarpo Sanz Doña Antonia de Haz, viuda de González. Se trata, por tanto, de la familia propietaria de Radio Vigo, que fue la que trajo aquellos millones a la ciudad. “El número 12.176 era despreciado y difícil de vender”, manifestó la lotera tras dar el primer gordo de la historia de la ciudad. Los décimos estuvieron colgados en la ventanilla durante semanas y, finalmente, se los llevó un vendedor ambulante, José Moreno, que fue quien los colocó en el bar Compostelano.
Ganadores en O Berbés
Hubo varios ganadores en O Berbés y, sobre todo, en el bar Buraquiño, que repartió 300 millones de pesetas en participaciones. Desde las diez de la mañana, comenzaron también a repartir centollas gratuitamente a sus clientes, en una celebración por todo lo alto.
Fueron tres navidades diferentes, una con luces prohibidas, otra con un terremoto y la tercera, con el Gordo. Una forma de viajar atrás en el tiempo hacia un Vigo en que las fiestas también sabían brillar a su propia manera.