El de la Rúa Venezuela consigue congregar durante el día a numerosas niñas y niños y sus correspondientes acompañantes. Entre columpios y otras diversiones destacan unos toboganes tubulares inmensos, principalmente al que se accede desde una compleja estructura vertical que remata en una caseta cuadrada de color amarillo, que puede observarse en la fotografía. Pero esa caseta, cuando cae la noche, sirve para que otros jóvenes, no tan niños, se refugien de las miradas ajenas para fumar, para beber, o para cualquier otra cosa para la que no está concebida ni la caseta ni la estructura; esos juegos tienen una limitación de edad. Debiera haber un poco más de sentido de civismo por parte de la ciudadanía, pero también un poco más de vigilancia por parte del Concello.