Se la ha denominado como la Mina de Neptuno, nombre con el que se conocía al manantial que abastecía a la desaparecida Fonte de Neptuno en Porta do Sol, y desde hace año y medio ha resurgido para quedar a la vista de todos los vigueses. Su ubicación, en las primeras escaleras mecánicas del proyecto Vigo Vertical, en la calle II República, permite a los viandantes observar el lugar por el que descendía el agua procedente de la mina original de la ciudad.
Apenas 20 meses después de su inauguración, en marzo de 2018, la naturaleza ha invadido de nuevo la galería por la que discurría el agua hasta el depósito de la Pulguiña, situado en ese mismo lugar, desde el que se abastecía a varias fuentes del Casco Vello a partir del siglo XIX.
Este martes, VIGOÉ era testigo del momento en el que el equipo arqueológico contratado por el Concello de Vigo para el mantenimiento de la infraestructura procedía a retirar el cristal que la protege. El objetivo es que la mina vuelva a lucir tan resplandeciente como estaba el día de su apertura. Durante toda esta semana, varios técnicos aplicarán sus experimentadas manos en la tarea de sacar lustre a la galería. Retirada de vegetación y limpieza de la piedra, cristal y suelos es la misión.
El brillo bien merece el esfuerzo, puesto que se trata de un símbolo de la ciudad desconocido. Y es que la primitiva Fuente de Neptuno, situada entre los edificios Pardo Labarta y Ledo en la Porta do Sol, fue el primer manantial documentado de Vigo. «Las noticias sobre la existencia ya de un manantial y una fuente, se remontan al siglo XVII en tiempos de Carlos II», explican desde el colectivo Vigo Histórico.
Fue el rey Felipe III el que se advirtió en 1601 al por entonces “alcalde mayor de la villa de Vigo” explicando que “de no haber fuente de agua dulce en ella, se padecía una grandísima necesidad por lo cual sus partes habían acordado sacar una fuente de un cuarto de legua de esa villa y traerlo un buen pedazo por canales de piedra”. En tiempos de Felipe V, en 1795, fue restaurada y en 1809 quedó cegada durante la Guerra de la Independencia.
La ampliación de la ciudad hacia la carretera de Baiona, actual rúa Elduayen, provocó que se derribara la muralla y esto afectó a la fuente de Neptuno. La figura fue entonces guardada y almacenada en el Museo Quiñones de León, donde a día de hoy luce en el centro del estanque del jardín inglés.