Es colocada solemnemente la primera piedra del nuevo templo de Santa María (Colegiata), por haberse arruinado el anterior al explotar el polvorín del Castillo de San Sebastián el 28 de marzo de 1813, según hemos informado en este día.
En el archivo municipal se conserva el acta de la ceremonia, que dice así: “En el día 25 de junio de este año se puso por el señor Obispo la cruz que quedó de noche custodiada en el área de la iglesia y al siguiente día 26 se bendixo la primera piedra con toda solemnidad que en procesión se conduxo a la fundación de abaxo de la puerta principal en donde se puso una placa de plata con las armas de la ciudad y esta inscripción: Regnante Ferdinando VII Civitas Vigentis ad perpetuam memoriam; un diploma igual al presente, monedas de oro, plata y vellón corrientes del rey Fernando VII, y la Guía de Forasteros de este año y la Gaceta del último correo, todo en una caja de plomo que cubrió la primera piedra colocada por el señor Obispo, sobre la cual se construyen los fundamentos, después de haber manifestado al inmenso concurso en voz alta el señor Presidente (del Ayuntamiento) quanto allí se depositaba para eterna memoria.
Y para que así conste se manda archivar este Diploma que firman dichos señores en el mismo día 26 de junio de 1816.- Juan, Obpo. de Tuy; Alexandro Oxea (mariscal de Campo, comandante militar); Don José Antonio Caballero (Juez Presidente del Ayuntamiento); Buenaventura Marcó de Pont, Norberto Velázquez Moreno, Gabriel Méndez de Quirós, Pedro Abeleira (Regidores) Dr. D. Francisco Julián Pérez (Diputado del común); D. Pedro Ramón Fernández Barreiro (Procurador síndico); Manuel Antonio González, José María Salgado (Racioneros); Don José Antonio Laxe (Prior)”.
Los gastos del nuevo templo fueron sufragados con el importe de determinados arbitrios municipales, autorizados por el Rey con este objeto. Los planes se deben al arquitecto y grabador compostelano Melchor del Prado y Mariño; la obra, fría y pesada, pero no exenta de majestuosa severidad, es de gusto neoclásico, acomodado a ciertas fórmulas tradicionales del barroco gallego.
Del primitivo templo nada resta ya, pues éste fue reconstruído a fines del siglo XIV y principios del XV, a cuya reconstrucción pertenecerá el bello tímpano de tradición románica que se conserva en el Museo de Pontevedra, representado, en forma de díptico, la Anunciación y la Adoración de los Reyes. No puede ser más desgraciada la historia de nuestra antigua iglesia Colegial, víctima de latrocinios e incendios, especialmente vandálicos cuando la sangrienta incursión de drake. De sus espléndidas riquezas artísticas y materiales, ya casi ni la memoria resta. “El altar mayor era un retablo precioso completamente dorado, en cuyo fondo estaban pintadas la Santísima Trinidad y la Asunción de la Virgen. En lo alto de dicho retablo había un camarín conteniendo la imagen de Nuestra Señora y un Crucifijo de vidrio coronaba el retablo. En algunas repisas salientes había varias esculturas de santos y un alto relieve de la Resurreción . El tabernáculo era una obra de verdadero mérito; tenía en relieve las imágenes de los doce Apóstoles y figuras de ángeles.- En la misma capilla mayor, a los dos lados del ábside, había dos altares colaterales, uno de los cuales, que se nombraba de san Benito, del lado del Evangelio, era una perla. La verdadera joya de la iglesia, obra de reconocido mérito artístico, orgullo de los hijos de Vigo de aquel tiempo; me refiero al precioso retablo de alabastro blanco y dorado, que contenía en magnífico altorrelieve la resurreción de Jesucristo, rodeada de escenas de la pasión en bajorrelieve … La donación de este artístico retablo se atribuía a un Arzobispo de Londres, y que procedía de la capilla de palacio de los Reyes de Inglaterra, lo revelaba el magnífico escudo de armas que coronaba dicho altar”. (J. De santiago. op. Cit. , pp. 258-59). La nueva iglesia se terminó de construir en 1834.
26 de junio de 1816. Xosé María Álvarez Blázquez. «La Ciudad y los Días. Calendario Histórico de Vigo» (Editorial Monterrey, 1960).