Sin embargo, pocas personas reparan en las impresionantes vistas que se pueden disfrutar de la ciudad más grande y más industrial de Galicia, con la ría y las islas Cíes al fondo, extendiéndose como un manto hacia el horizonte. Quizá sean las prisas las que impidan una parada en ese pequeño mirador de madera ubicado junto a la subida de la “Estrada das Prantas”, junto a una casa unifamiliar y poco antes de la curva que conduce hacia el cruce donde la carretera se bifurca con una conexión hacia el Rebullón. Las vistas bien merecen una parada para tomar la verdadera dimensión de una urbe que crece imparable en perfecta sintonía con el mar.